jueves, 3 de diciembre de 2015

Por supuesto, aunque ayer no lo haya dicho: yo, que algunos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo tacto desfallecían las Tetas de Don Bosco. Yo era un expectador silencioso. Un admirador secreto, externo. Un tipo que se esforzaba por mirar a Romina a los ojos, venciendo así la fuerza de gravedad de esas tetas, cercana a la de un agujero negro.

Lo aclaro porque mi amigo Maxi leyó mi texto de ayer y me dijo que alguien podía pensar que mi conocimiento de esas tetas superaba la mera observación. Y mi intención es ser aquí lo más sincero que pueda. Maxi me dijo también que hasta ahora esto no se parecía mucho a un diario, porque se supone que en un diario uno va contando lo que hace cada día. Y yo hasta ahora no conté nada de mi día a día. Lo que pasa es que creo que mi día a día es bastante aburrido. Querido diario: hoy me levanté, me duché, me fui a laburar, volví, etcétera. Qué sé yo. A ver, cuento algo: ayer Maxi y yo fuimos al cine a ver la última de James Bond. Se titula Spectre. Es entretenida. Entretenida teniendo en cuenta, claro está, que uno ya sabe lo que va a ver: un tipejo que cada a piñas o a tiros a todos los demás y que se garcha todas las minas y que sale vivito y coleando de las situaciones más inverosímiles. Así que, bueno, es lo que hay. Eso es James Bond.

Fuimos al cine del Abasto. Al salir nos comimos unas hamburguesas de McDonald’s. Maxi es gordo. Es fotógrafo, fanático de los dibujitos japoneses y de la música heavy metal y de discutir sobre política. Pareciera no pegar mucho una cosa con otra, pero él las hace pegar. Me habla con el mismo entusiasmo del último tema de Megadeth y de los goles de Oliver Aton para la selección de Japón. Como sabe que me aburre, de política casi no me habla. Yo lo quiero mucho, aunque a veces desaparezca y tenga la sensación de que no me da pelota. En realidad, lo que pasa es que es un tipo muy solitario y necesita sus ratos —o días, o semanas— de soledad. Yo también soy solitario, aunque quizás un poco menos. Por eso lo necesito a él, y a mi familia, y salir con alguna chica cada tanto. Así es como me meto en cada quilombo, a veces. De nuevo me acuerdo de la Loca de Mierda. Creo que tendré que contar esa historia pronto. Será una forma de exorcizarme de ella. Eso me lo dijo Maxi también anoche, cuando salimos del cine.

Maxi, como no podía ser de otra manera, también es fanático de Star Wars. Anoche, antes de la peli de James Bond, pasaron el trailer de la nueva, que se estrena dentro de un par de semanas, titulada El despertar de la Fuerza. Maxi se habría meado encima si no fuera que ya se meó, y más de una vez, viendo los tráilers por internet. Igual supongo que anoche, al verla en pantalla grande y con sonido surround, algún chorrito de pis se le habrá escapado.

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